Más energías limpias, tarifas competitivas, y bajar el piso para que más clientes regulados puedan migrar hacia el sistema libre son algunos de los temas que mencionan los expertos.
Santiago, 27 de abril de 2022
Especial de El Mercurio
Para avanzar hacia el desarrollo económico y social, la energía aparece como un factor estratégico. De ahí la necesidad de asegurar el suministro energético futuro, considerando exigencias que han sido planteadas, tanto por los expertos como por la sociedad, tales como diversificar la matriz energética e incorporar energías limpias como curso de acción para contribuir a mitigar el cambio climático.
En este escenario, los especialistas delinean una serie de desafíos que tiene el sector eléctrico y que afectan al segmento clientes libres. Para Darío Morales, director de Estudios de la Asociación Chilena de Energías Renovables y Almacenamiento (ACERA A.G.), uno de los retos tiene relación con ‘avanzar con fuerza en aumentar la participación de las energías renovables y disminuir la presencia de los combustibles fósiles, como el carbón o el diésel’.
‘El principal desafío, entonces, es cómo hacemos para, en el corto plazo, tomar medidas que nos permitan superar la situación de estrechez energética en la que nos encontramos por falta de lluvias y altos precios de los combustibles, sin comprometer los importantes avances que hemos logrado en el proceso de transición energética en Chile’, asevera.
Y si bien —en los últimos años— el sector energético se ha enfocado en las necesidades de infraestructura para la transición energética; es decir, cómo construir más centrales y líneas y más rápidamente, puntos que son relevantes para mantener un suministro confiable, de calidad y que avance hacia lo renovable, el director ejecutivo de la Asociación de Clientes Eléctricos No Regulados (Acenor A.G.), Javier Bustos, releva que ‘el centro del desarrollo del sector debe estar enfocado en el usuario de energía’.
‘La energía eléctrica no es transportada o producida como un fin en sí mismo, sino que para ser consumida en hogares, industrias y comercios del país. De lo contrario, corremos el riesgo de tener grandes inversiones de empresas eléctricas, pero sin haberse enfocado en lo que la población y el país necesitan. Nos hemos fijado mucho en cómo se genera empleo e inversión en el sector eléctrico, pero nos olvidamos de que un mayor precio de la electricidad impacta en todos los sectores económicos y en la población en general’, asevera.
En este sentido es necesario recordar que si bien el cliente libre negocia en forma privada el precio de su energía, existen otros cargos como potencia y transmisión, entre otros, que son regulados y se incorporan al contrato de suministro.
‘Es por ello que es muy importante que los costos de suministro eléctrico, no solo de energía sino también de pagos por potencia, transmisión, etc., sean competitivos para que los beneficios de la transición energética les lleguen cada vez a más usuarios de energía’, sentencia Javier Bustos.
Complementa Cristián Muñoz, director de Breves de Energía y profesor de Economía de la Energía en la Universidad Católica, al mencionar que ‘el principal desafío es tener más participación en las decisiones de operación en el sistema interconectado, pues hay una serie de costos adicionales que han ido aumentando sobre los cuales no hay control de gestión efectiva, como por ejemplo operaciones a mínimo técnico de las termoeléctricas, acumulación de reservas hídricas, entre otras’.
Otro punto en el que coinciden los especialitas es en la posibilidad de revisar el límite de 500 kW que establece la normativa eléctrica para acceder a la categoría clientes libres, ya que, en opinión del director ejecutivo de Acenor, ‘cada vez más clientes van a demandar tener la posibilidad de pasarse a este sistema’, lo que es una oportunidad para el desarrollo de un sector más competitivo.
Recuadro
El fantasma del racionamiento
La prologada sequía que afecta a Chile desde hace más de una década ha puesto sobre la mesa otro tema: la posibilidad de que exista racionamiento eléctrico. En efecto, en la actualidad, existe un decreto de racionamiento eléctrico, vigente hasta el 30 de septiembre.
‘La situación actual de estrechez de abastecimiento eléctrico afecta potencialmente a todos los clientes, tanto libres como regulados. En estas circunstancias, la operación del mercado se vuelve más costosa al no disponer de suficiente generación hidroeléctrica, por lo que estos costos tarde o temprano se terminan pasando a los clientes’, sentencia Javier Bustos.
En este sentido, agrega que los primeros en recibir el impacto en términos de costos son los clientes libres por concepto de sobre costos por operación a mínimo técnico o servicios complementarios, pero también de cargos regulados, como la reserva hídrica que se establece en el decreto de racionamiento vigente.
Este mismo decreto, precisa Cristián Muñoz, redujo a la mitad ‘el valor de la compensación que los generadores deben pagar a los clientes regulados en caso de falla en el suministro de electricidad, una situación que, dependiendo de los contratos, podría también afectar las compensaciones que deberían recibir los clientes libres’.
El decreto ha estado en el tapete, porque genera un mecanismo para asegurar la disponibilidad del combustible que se necesite, creando un nuevo pago destinado a las centrales térmicas que funcionan con diésel.
De ahí que distintos actores del sector señalen que se trata de un mecanismo de refuerzo para el suministro de diésel para reconocer costos asociados a la logística de su provisión, lo que agrega un nuevo cargo tarifario que podría ser traspasado a clientes libres.