La propuesta del Banco Mundial para que los países en desarrollo superen la “trampa climática” que genera la pobreza

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El organismo diagnostica los principales problemas que enfrenta la transición energética en las naciones de menores recursos, y configura un ‘círculo virtuoso’ de medidas que pueden catalizar este camino, aspecto en que Chile parece estar avanzado.

Santiago, 29 de mayo de 2023

Fuente: El Mercurio

‘Los países más pobres están atrapados en un círculo vicioso en el que pagan más por la electricidad; no pueden sufragar el alto costo inicial de la energía limpia y se ven obligados a ejecutar proyectos de combustibles fósiles. Básicamente, están enfrentando un triple escollo para la transición energética. La trampa de la pobreza se está convirtiendo en una trampa energética, que está transformándose en una trampa climática’, señaló Demetrios Papathanasiou, director mundial de la Práctica Global de Energía e Industrias Extractivas del Banco Mundial (BM).

La institución presentó recientemente el documento marco ‘Scaling Up to Phase Down’ (Ampliar para eliminar), en el que define los pasos a seguir para ayudar a los países en desarrollo a aumentar la producción de energía limpia asequible, segura y confiable, y a reducir gradualmente la electricidad generada a partir del carbón.

El círculo vicioso

El Grupo Banco Mundial estima que los países de ingresos bajo y mediano poseen el 89% del monto aproximado de US$ 1.000 millones en capacidad mundial de generación eléctrica a partir del carbón, y representan dos tercios de la población. Sin embargo, reciben solo un quinto de todas las inversiones en energía a nivel global, por lo que el proceso de transición hacia energías renovables (ER) corre el riesgo de quedar varado, principalmente por las dificultades de financiamiento. En este sentido, el reporte diagnostica los retos que enfrentan los países en desarrollo, y que en la actualidad conforman un ‘círculo vicioso’ que detiene la transición energética.

En primer lugar, señala que los proyectos de ER implican costos de capital iniciales prohibitivamente elevados, por lo que muchos países quedan atrapados en opciones costosas de energía, con altas emisiones de carbono y subsidios energéticos ineficientes.

Segundo, el alto costo de capital distorsiona las decisiones de inversión, en detrimento de las ER. Y por último, los débiles fundamentos del sector energético, especialmente en lo institucional, dificultan la posibilidad de fortalecer el proceso de transformación.

ODS 7

‘Para acelerar la transición energética hacia fuentes con bajas emisiones de carbono y, al mismo tiempo, brindar a las empresas y a las personas acceso confiable a la electricidad, se requerirá un financiamiento sustentado para la reducción de emisiones, una estrecha colaboración con el sector privado y un mayor apoyo financiero, especialmente de recursos en condiciones concesionarias’, dijo David Malpass, presidente del Grupo BM. Malpass agregó que el organismo ‘apoya reformas para fortalecer el sector de la energía y el entorno empresarial, inversiones en nueva capacidad y eficiencia energética, mejoras en la red para solucionar problemas causados por ER intermitentes, y financiamiento y apoyo técnico para abordar los desafíos sociales de la transición’.

Considerando el Acuerdo de París y el ODS 7 de las Naciones Unidas, de ‘garantizar el acceso universal a energía asequible, confiable, sostenible y moderna para 2030’, el BM señala que los países en desarrollo deberán movilizar mucho más capital que en la actualidad. Las inversiones en el sector eléctrico de los países de ingresos bajo y mediano, sin incluir a China, deben cuadruplicarse y pasar de un promedio de US$ 240.000 millones anuales en 2016-20 a US$ 1.000 millones en 2030.

Este volumen de financiamiento sin precedentes crecerá a medida que se profundice la descarbonización. Ello se puede lograr si los gobiernos impulsan una cadena de políticas de apoyo e integración capaces de movilizar financiamiento que proporcione acceso, seguridad y asequibilidad, al tiempo que se cumplen los objetivos climáticos mundiales. Además de un círculo vicioso, existe un círculo virtuoso, que está compuesto por seis temas que deberían ocupar a los gobiernos, dice el documento marco del Banco Mundial.

El círculo virtuoso

En primer lugar, establecer orientaciones normativas, hojas de ruta y metas para la transición energética, combinando menor costo de inversión en ER, eficiencia energética y flexibilidad, junto con la baja de los activos de generación de combustibles fósiles.

Segundo, instituir marcos regulatorios y planes de acción concretos a largo plazo para orientar el cambio. Esto incluye fortalecer el entorno macroeconómico y la gobernanza para atraer la inversión. Estas reformas ayudarán a bajar el costo del capital, un obstáculo importante a las inversiones en energía limpia.

En tercer término, la entidad recomienda reforzar las instituciones que operan y regulan el sistema de energía eléctrica, las que deben formular planes sectoriales, establecer expectativas para el futuro del mercado, ayudar a los inversionistas a sortear los riesgos de los activos varados y fortalecer las redes de transmisión y distribución para poder comprar energía limpia.

Los avances de Chile

Cuarto, se deben asignar recursos fiscales para mitigar los riesgos de las inversiones en las primeras etapas de la transición e incentivar la participación del sector privado, entre otras cosas, con políticas sólidas de fijación del precio del carbono.

En el quinto lugar de esta cadena virtuosa, el BM señala la determinación transparente de precios. Finalmente, en sexto lugar, se debe garantizar que los resultados sean adecuados a las necesidades a corto plazo, como la seguridad y asequibilidad energéticas y la creación de empleo. Destaca que la orientación y el liderazgo del gobierno son los primeros pasos fundamentales para sentar bases y minimizar riesgos, aumentar la confianza del mercado y garantizar cada vez mayor inversión privada. ¿Cómo está Chile respecto a este diagnóstico?

‘Nuestro país es un caso a destacar a nivel mundial, ya que sin subsidios fiscales, con apertura al comercio exterior, reglas de juego del mercado y oportunas decisiones de avance por objetivos, ha sido posible alcanzar más del 50% de generación en tecnología limpia’, señala Luis Gonzales, coordinador económico de Cambio Climático, Energía y Medio Ambiente de Clapes UC.

Javier Bustos, director ejecutivo de la Asociación de Clientes Eléctricos No Regulados (Acenor A.G.), afirma que la transición ha sido acelerada, ‘lo que permite ser optimista respecto de alcanzar las metas de descarbonización del sector. Sin embargo, como menciona el BM, es importante la capacidad de los consumidores para cubrir el costo de estas transiciones’.

Bustos estima que ‘Chile debe poner el precio final de la electricidad como un objetivo de política pública’, procurando que el desarrollo de infraestructura genere el menor costo para los consumidores y el desarrollo del país.

Política de Estado

En cuanto a los desafíos que impone el círculo virtuoso, el representante de Acenor A.G. destaca que ‘nuestro país ha avanzado en fijar metas de largo plazo en su política energética nacional al 2050, así como diferentes hojas de rutas en temas específicos como hidrógeno verde’, objetivos que han convertido a la política energética en una política de Estado.

Pero menciona como un problema el alza que han experimentado los precios eléctricos, relevando que es necesario ‘garantizar que los resultados de la transición energética sean adecuados a las necesidades a corto plazo, como la seguridad y la asequibilidad energéticas y la creación de empleo‘.

Sin embargo, en ese mismo punto, Luis Gonzales estima que las presiones por el precio de la electricidad ‘buscan lograr preferencias de regulación que se muestran como soluciones en el corto plazo, pero generan desequilibrios en el largo plazo, provocando costos para los consumidores’.

El académico destaca que hay que ‘entender que energía es más que generación eléctrica’. Explica que, en una mirada más amplia del marco del BM, los avances en el calendario de salida de centrales térmicas y la inversión en ER hacen ver que el camino está marcado. ‘El desafío es cómo seguir en el consumo energético de otros sectores, como la electrificación del transporte o el consumo en los hogares’.

‘Tanto los tomadores de decisiones como la sociedad debemos comprender que alcanzar las metas de descarbonización representará costos, y los incentivos y regulaciones que tomemos pueden minimizarlos. El mejor mecanismo de asignación es el mercado bien regulado y por tanto, es importante buscar más mercados competitivos y menos emisiones de CO2 para la eficiencia en la descarbonización. Eso es lo que en parte se logró hasta ahora en el mercado eléctrico chileno y hay que preservarlo’, puntualiza Gonzales.

Ver nota publicada en la sección Energía y Sustentabilidad de El Mercurio