La electrificación necesita un giro: poner a la demanda en el centro de las decisiones

Compartir Publicación:

 

Columna de opinión escrita por Javier Bustos, director ejecutivo de ACENOR, y en la que destaca que el avance en la electrificación de los consumos no ocurrirá solo por la disponibilidad de tecnologías de generación, sino cuando las empresas y los sectores productivos confíen en un sistema que entrega seguridad, costos competitivos y reglas estables.

Santiago, 17 de diciembre de 2025

Fuente: Electrominería

La electrificación -es decir el proceso mediante el cual sectores productivos y consumos que hoy operan con combustibles fósiles o leña pasan a utilizar energía eléctrica- suele abordarse como un desafío centrado en la oferta: más energías renovables, más almacenamiento y más transmisión. Sin embargo, desde la perspectiva de los clientes eléctricos, ese enfoque resulta insuficiente. La electrificación solo será viable si el sistema reconoce a la demanda como una pieza estratégica dentro del funcionamiento del sistema y se enfoca en las reales necesidades del consumo. Hoy, ese elemento sigue siendo un pilar pendiente.

Los clientes no regulados enfrentan costos de suministro eléctrico elevados, incertidumbre regulatoria y una calidad de suministro que, especialmente en distribución, ha mostrado señales de deterioro. Según la Agenda Pro Cliente, elaborada por ACENOR, estas condiciones limitan decisiones de inversión de las industrias, dificultan la planificación productiva y restringen la capacidad real de electrificar procesos. Cuando el suministro eléctrico no es seguro ni competitivo, la demanda se estanca y el país pierde oportunidades de desarrollo.

Al mismo tiempo, el sistema opera bajo un esquema que sigue priorizando la solución de problemas de oferta sin integrar plenamente las necesidades de consumo. La transición requiere modificar ese enfoque. La demanda puede avanzar en la electrificación, pero solo si existen señales económicas adecuadas, información transparente y estándares que garanticen calidad de servicio. Hoy, estos elementos no están suficientemente presentes en el diseño regulatorio.

Poner a la demanda en el centro significa avanzar en procesos tarifarios transparentes y oportunos; en cargos que reflejen costos eficientes; en estándares técnicos que protejan la continuidad operacional; y en mercados donde los clientes puedan participar con más información y menor incertidumbre. También implica que las normas y reglamentos consideren explícitamente el impacto en los consumidores, desde la planificación de la transmisión hasta el funcionamiento del mercado de energía y potencia.

El avance en la electrificación de los consumos no ocurrirá solo por la disponibilidad de tecnologías de generación, sino cuando las empresas y los sectores productivos confíen en un sistema que entrega seguridad, costos competitivos y reglas estables. Ese es el giro que Chile necesita para convertir la electrificación en un verdadero motor de competitividad y sustentabilidad, y no únicamente en una aspiración.